Desarrollo de aplicaciones para smartphones como idea de negocio

Desde la llegada de los smartphones o teléfonos inteligentes, no solo su uso ha tenido un significante y rápido crecimiento, sino también el número de aplicaciones que son desarrolladas para estos dispositivos y que son descargadas en los denominados mercados de aplicaciones.

Por si no estás familiarizado con el tema, las aplicaciones para smartphones son pequeños programas que se instalan en los smartphones y que mejoran su experiencia de uso.

desarrollo de aplicaciones para smartphones

La mayoría de estas aplicaciones están conformadas por juegos, aunque también existen aplicaciones con fines de entretenimiento, educativos, productivos, etc.

Estas aplicaciones suelen venderse en los mercados de aplicaciones, a los que se pueden acceder desde los mismos smartphones, en un promedio de 0.99 centavos de dólar. Ganancia que podría parecer mínima como para considerar un negocio el desarrollo de estas aplicaciones, aunque debemos tomar en cuenta que cuando una aplicación llega a ser muy popular, puede llegar a ser descargada miles y hasta millones de veces.

Cada vez es mayor el uso de smartphones, cada vez es mayor el número de aplicaciones que son descargadas en los mercados de aplicaciones, y cada vez es mayor el número de personas que han llegado a ganar mucho dinero con el desarrollo de éstas. Por lo que si estás en búsqueda de una idea de negocio, una que puedes considerar es el desarrollo de aplicaciones para smartphones.

Para desarrollar estas aplicaciones no es necesario que contemos con conocimientos en programación, ya que para ello podemos utilizar alguno de los programas o servicios web que existen en la red y que nos permiten crear nuestras propias aplicaciones, aunque con ciertas limitaciones.

En todo caso, si tenemos una gran idea para una aplicación, siempre tenemos la posibilidad de mandarla a desarrollar a algún desarrollador profesional.

Para determinar la aplicación que vamos a desarrollar podemos tomar como referencia las diferentes aplicaciones que existen en los mercados de aplicaciones, las cuales podemos ubicar de acuerdo a categorías tales como juegos, entretenimiento, educación, productividad, etc.

Al momento de determinar la aplicación que vamos a desarrollar es recomendable que ésta cumpla con las siguientes características:

  • simple: debe ser simple, sencilla y de fácil uso.
  • atractiva: debe contar con una interfaz y un ícono atractivo y llamativo.
  • innovadora: debe ser innovadora, única, diferente.
  • impactante: debe causar impacto en el usuario, ser realmente entretenida o ser realmente útil.

Una vez que tenemos en mente la aplicación que vamos a desarrollar, el siguiente paso consiste en determinar el sistema operativo en el cual va a funcionar inicialmente. Hoy en día, los sistemas operativos para smartphones más populares son el Android (de Google), el iOS (de Apple) y el Windows Phone (de Microsoft).

Una vez elegido el sistema operativo en el cual funcionará inicialmente nuestra aplicación, acudimos al sitio web de dicho sistema operativo o al sitio web de su mercado de aplicaciones (Google Play en el caso de Android, App Store en el caso de iOS y Windows Phone Store en el caso de Windows Phone), y entramos en la sección «desarrolladores», en donde podremos encontrar abundante información que nos ayudará con el diseño y el desarrollo de nuestra aplicación, y en donde podremos descargar el «kit de desarrollo de software» (SDK por sus siglas en inglés), el cual nos permitirá desarrollar nuestra aplicación, probarla y depurarla para el sistema operativo correspondiente.

Una vez que hemos desarrollado nuestra aplicación y nos hemos asegurado de que funcione correctamente en diversos dispositivos, nos registramos en el mercado de aplicaciones correspondiente y la publicamos, a la vez que también publicamos su ícono, su reseña y sus capturas de pantalla, e indicamos su precio.

Y una vez que hemos publicado nuestra aplicación, la promocionamos con el fin de que más consumidores sepan de ella y se animen a descargarla, por ejemplo, creándole una página web, anunciándola en redes sociales tales como Facebook, Twitter y Google+, y escribiéndole reseñas o artículos en sitios web que nos lo permitan.

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