Cómo manejar el estrés

El estrés es una reacción natural del cuerpo que lo prepara para «luchar» o «huir» ante una situación que percibe como peligrosa o amenazante.

Pero además de ser necesario para nuestra «supervivencia», cuando el estrés está presente en un nivel razonable nos proporciona energía, nos genera entusiasmo, nos hace más productivos, nos pone más alertas, y nos da el impulso necesario para abordar los desafíos, superar los problemas, y alcanzar nuestras metas; pero cuando el estrés se torna incontrolable y se hace excesivo o se prolonga demasiado, es cuando se convierte en un problema afectando negativamente nuestra productividad, nuestra salud física y mental, nuestra concentración, y hasta nuestras relaciones.

cómo manejar el estrés

Este estrés negativo e incontrolable suele aparecer debido a cambios en nuestras vidas, problemas de dinero, sobrecarga de trabajo, conflictos con otras personas, sensación de vulnerabilidad, sensación de falta de control, etc.; y algunos síntomas o señales que nos permiten reconocerlo son: alta presión sanguínea, dolores de cabeza, dificultad para dormir, temblores o movimientos nerviosos, irritabilidad, impaciencia, miedo, falta de concentración, falta de motivación, trastornos alimenticios, baja autoestima, etc.

Por tanto, no debemos tratar de eliminar el estrés completamente de nuestras vidas (aunque en realidad tampoco podríamos hacerlo si quisiéramos), sino que debemos aprender a manejarlo o controlarlo, de tal modo que podamos sacar provecho de éste en vez de que nos perjudique; y, afortunadamente, así como son varios los efectos negativos del estrés, también son varias las formas que tenemos de combatirlo o controlarlo.

A continuación una lista conformada por 40 formas de combatir o controlar el estrés:

Respirar profundamente

Realizar una respiración profunda nos ayuda a combatir el estrés cada vez que éste surja, aunque para poder mantenerlo siempre bajo control debemos aprendamos a respirar profundamente permanentemente.

Una respiración profunda y correcta implica inhalar profundamente por la nariz, llenar de aire no sólo la parte superior de los pulmones (la que hace hinchar el pecho), sino también la parte media e inferior de éstos (inflando el abdomen), aguantar la respiración por unos segundos, y luego expulsar el aire lentamente.

Ser positivos

Otra forma de manejar el estrés es siendo positivos ante las situaciones que nos generen estrés; por ejemplo, ante un pequeño traspié en nuestro negocio no debemos ponernos a pensar que nos irá mal, sino, en que pase lo que pase lo vamos a sacar adelante.

O, en todo caso, ponernos en el peor escenario posible, ver el lado positivo de las cosas, y pensar que si por algún motivo fracasamos con nuestro negocio, nuestro error o fracaso nos servirá para aprender y fortalecernos, o que podría terminar ofreciéndonos nuevas y mejores oportunidades.

Actuar

Otra forma de controlar el estrés es dejar de seguir gastando tiempo y energía en preocuparnos o lamentarnos por algo, dejar de seguir dándole más vueltas al asunto, hacernos cargo de la situación o del problema, y actuar.

Ya sea confirmar si nuestras son sospechas son ciertas, hacer esa llamada, o enfrentar a esa persona, al actuar, dejamos de pensar en aquello que nos preocupa, disminuimos nuestra sensación de vulnerabilidad, y obtenemos una sensación de control.

Aceptar

Cuando no hay nada que podamos hacer para remediar una situación o resolver un problema, lo que debemos hacer es aceptar las cosas tal como son y esperar tranquilamente el resultado final, o dejarlas ir y procurar olvidarnos del tema.

Puede que dejar de lado la preocupación o el lamento sea difícil, pero cuando algo está fuera de nuestro control y no hay nada (o no hay nada más) que podamos hacer, de nada nos sirve seguir preocupándonos o lamentándonos.

Reducir la carga

Una causa común de estrés es la cantidad excesiva de cosas que hacemos o nos vemos obligados a hacer, por lo que otra forma efectiva de manejar el estrés consiste en reducir la carga y procurar hacer menos cosas de lo habitual.

Por ejemplo, podríamos dejar de hacer cosas que no nos ayuden con el cumplimiento de nuestros objetivos (por ejemplo, dejar de leer diariamente una revista que no nos aporta nada), establecer prioridades, no tratar de hacerlo todo sino delegar funciones o responsabilidades, etc.

Organizarse

Ser organizados con nuestras cosas, por ejemplo, al tener organizado nuestro escritorio, al tener en orden nuestros archivos, o al dejar las cosas siempre en el mismo sitio, nos evita perder tiempo al momento de buscarlas, nos evita tener que preocuparnos por ellas, y nos evita el riesgo de que se puedan perder.

Pero también, ser organizados con nuestra vida, por ejemplo, al ponernos metas, al establecer prioridades, al hacer listas de tareas por realizar, al usar recordatorios, al usar una agenda, o al elaborar presupuestos, nos da la sensación de tener el control de nuestra vida.

Tomarse un descanso

Otra forma de controlar es estrés consiste en tomarnos un descanso, el cual podría consistir en tomarnos unas vacaciones, irnos de viaje el fin de semana, tomarnos un día libre, dar un breve paseo, conversar brevemente con otra persona, navegar un rato por Internet, o simplemente pararnos y estirarnos.

Ya sea por unas semanas, unos días, unas horas o unos minutos, tomarnos un descanso en nuestras actividades diarias, nos ayuda a aliviar la tensión que llevamos dentro y a despejar nuestra mente de las preocupaciones.

Conectarse con otras personas

Conectarnos con otras personas, ya sea al contarles nuestros problemas o preocupaciones, al realizar actividades con ellos, al compartir o comentar ideas, noticias o sucesos, o simplemente al hablares, también nos ayuda a combatir el estrés.

Conectarnos con otras personas reduce nuestra sensación de vulnerabilidad, nos ayuda a liberar la carga de nuestros problemas al sentirnos escuchados, nos ayuda a corroborar la validez de nuestras preocupaciones, nos permite tener aliento de otros, y nos hace la vida más llevadera.

Hacer ejercicios

Otra forma de manejar el estrés en nuestras vidas es a través del ejercicio físico, el cual nos permite liberar la tensión producida por el estrés, nos ayuda a despejar nuestra mente de las preocupaciones, y nos proporciona una sensación de bienestar.

Lo ideal es adoptar el hábito de hacer ejercicios con regularidad, lo cual podría incluir practicar algún deporte, salir a correr, nadar o andar en bicicleta; aunque salir a caminar, subir escaleras o, incluso, pararse y estirar el cuerpo, también nos puede ayudar.

Otras formas de manejar el estrés

Además de las formas mencionadas, otras formas de manejar el estrés que vale la pena mencionar son:

  • respirar profundamente: inhalar profundamente por la nariz, llenar de aire los pulmones, aguantar la respiración por unos segundos, y luego expulsar el aire lentamente.
  • practicar la meditación: sentarse cómodamente, cerrar los ojos, y procurar evitar tener pensamientos concentrándose en la respiración.
  • practicar ejercicios de relajación: imaginarse que cada músculo del cuerpo se va relajando uno a uno, empezando por la parte superior de la cabeza y terminando por los pies.
  • tomar sesiones de masajes: tomar sesiones de masajes antiestrés o relajantes.
  • tomar un baño relajante: bañarse en una tina con hidromasaje o jacuzzi, o simplemente en una tina con agua caliente.
  • ser positivos: no pensar siempre lo peor, sino ser optimistas y pensar siempre que las cosas saldrán bien, o ver siempre el lado positivo de las cosas.
  • actuar: dejar de seguir gastando tiempo y energía en preocupaciones o lamentos, y hacerse cargo de la situación o del problema.
  • aceptar las cosas: si no hay nada por hacer, aceptar las cosas tal como son y esperar tranquilamente el resultado final, o dejarlas ir y olvidarse del tema.
  • reducir la carga de trabajo: evitar hacer cosas sin importancia, establecer prioridades, no tratar de hacerlo todo, sino delegar, etc.
  • mejorar el ambiente de trabajo: utilizar una silla cómoda, procurar una buena iluminación, buscar una adecuada ventilación, evitar distracciones, etc.
  • tener en orden las cosas: tener en orden el escritorio, organizar los archivos, dejar las cosas siempre en el mismo lugar, etc.
  • planificar las cosas: hacer listas de actividades o tareas por hacer, usar una agenda, elaborar presupuestos, etc.
  • tomarse unas vacaciones: dejar las obligaciones diarias para tomarse unas vacaciones.
  • irse de viaje: ya sea en las vacaciones, o en cualquier fin de semana, irse de viaje de preferencia a lugar tranquilo alejado del ruido de una ciudad.
  • tomarse un día de descanso: tomarse un día libre de preocupaciones por el negocio o por el trabajo, para despejar la mente, ordenar las ideas, y renovar energías.
  • tomarse un breve descanso: dejar por un rato las labores diarias para dar un breve paseo, conversar brevemente con otra persona, navegar un rato por Internet, o simplemente pararse y estirarse.
  • dormir bien: dormir las horas necesarias para que el cuerpo recupere energías y libere tensiones.
  • leer un buen libro: de preferencia una novela.
  • escuchar música: de preferencia una música relajante.
  • cantar: de preferencia una canción sosegada.
  • contarle los problemas o preocupaciones a otra persona: buscar a alguien que lo aconseje y motive a uno, pero sobre todo, que lo escuche.
  • relacionarse con otras personas: realizar actividades con otras personas, conversar, compartir o comentar ideas, noticias o sucesos, o simplemente hablar.
  • desahogarse: decir los problemas en voz alta a una persona que lo escuche y entienda a uno.
  • reírse: buscar lo gracioso en las situaciones cotidianas, prestar atención a las coincidencias, las ironías, las contradicciones, lo inesperado, lo exagerado y lo absurdo.
  • hacer ejercicios con regularidad: practicar algún deporte, ir al gimnasio, salir a correr, hacer footing, andar en bicicleta.
  • moverse: sacudir y balancear el cuerpo, pararse y estirarse, subir y bajar escaleras, caminar siempre que sea posible.
  • tener una buena alimentación: tener una dieta balanceada, consumir alimentos sanos, reducir el consumo de grasas, moderar el consumo de alcohol y cafeína.
  • tener buenos hábitos alimenticios: no comer mucho por vez, comer despacio, masticar bien, no comer debido a estados emocionales.
  • no fumar: el cigarro al principio relaja, pero luego afecta el sistema nervioso.
  • buscar ayuda profesional: finalmente, buscar un especialista en el manejo del estrés.
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